
-
Arquitectos: Orfali & Ehrenfeld
- Área: 130 m²
- Año: 2024
-
Fotografías:Felipe Ehrenfeld L.


Descripción enviada por el equipo del proyecto. El encargo consistió en una casa de recreo, de fin de semana, para el relajo con la familia y los amigos. Un espacio tranquilo, distanciado del entorno inmediato, pero sin desvincularse de la naturaleza circundante.

Emplazada en un predio de tan solo 500m² enclavado en los pies del Cerro la Campana, un cajón que forma parte del cordón montañoso de la cordillera de la costa ubicado en Olmué, un poblado de la zona central chilena que destaca como destino turístico rural, con clima mediterráneo y de alta oscilación térmica. Con estas características fijamos las máximas que definirían al proyecto.


En primer lugar, se propuso edificar sobre el perímetro del terreno, para así poder liberar el suelo al centro de la vivienda. En lugar de tener retazos de patio alrededor de una casa, se concentró la mayor cantidad de superficie en un patio central, con el objetivo que la casa se volcara hacia sí misma, dando la espalda a los vecinos inmediatos.

Se determinó, que la altura de la edificación debía limitar sólo la vista de las edificaciones circundantes, mas no a las laderas de los cerros aledaños. El horizonte de la frondosa ladera sur y la desértica ladera norte, con sus contrastes y particularidades, debían formar parte del jardín.


Por último, la materialidad de la edificación debía privilegiar el control de la alta oscilación térmica, la que puede superar los 15°C entre el día y la noche. Los muros conservan el calor ganado durante el día y lo liberan durante la noche.

El resultado es una casa que se aprecia más grande que sus medidos 130m². El patio se hace parte de todos los recintos, los espacios interactúan a través de él. Las dimensiones de los recintos públicos ya no son tan rígidas, tienen una volumetría abierta.

Los materiales utilizados son honestos, con sus virtudes y defectos; el hormigón pulido en el piso, ladrillo visto en muros, vidrio translúcido para los muros cortina, negro para la perfilería metálica y blanco para el resto.


Un corredor que conecta los diferentes recintos de la casa a ratos se convierte en cocina, en comedor, en living. Cada dormitorio tiene su patio privado, como una aproximación a los dos patios de la casa chilena; el primero público y ceremonioso, el segundo más íntimo, del quehacer propio.

Parado, de pie en el centro del patio, rodeado por la casa con sus muros de ladrillos-abierto al cielo y al contorno de los cerros con su naturaleza, ajeno al trajín de la vida de los vecinos: rememora a un claustro, como un espacio para ensimismarse en el acontecer de la vivienda.
